Noviembre

Era pleno noviembre pero en la calle aún se podía sentir el sol calentando las mejillas débilmente.
Era ese momento en que la melena morena, corta y rizosa se medio escondía entre un cuello de lana que generaba ese calor incipiente que llena corazones, en ese calor que no importa estar aquí o estar allí, solo te gustaría estar así todo el día; como cuando te metes en la cama después de salir a la calle blanca.
Porque, aunque me lo nieguen, el otoño y, aún más, el invierno tienen esa magia: ver calidez, ver amor, ver amistad, ver ese calor que sobrecoge… en las cosas más sencillas, en las más cotidianas, en las que más echaremos de menos el día que partamos.
Pero otra cosa que tiene noviembre es que cuando empieza a soplar ese aire frío y a secar tu piel, va aclarando tus ideas como si todo lo que tienes en la cabeza volará con un simple soplo y te da igual todo, todo da igual.
Muchas veces he soñado con tener un billete en mi mano de ida pero no de vuelta, muchas veces en mi vida he soñado con olvidar, con poder empezar desde cero, sin nadie, sin nada… sin sentimientos ni ataduras pero… sé que tanto aquí como en otra parte del mundo por remota que sea me seguiré acordando del pasado, me seguiré acordando de todos aquellos momentos y seguiré queriendo a aquellos que me quieren, y a algunos que no.
Pero a lo que íbamos, ahí estaba ella con esa melena corta bueno… o quizás no tanto, porque esos rizos eran anchos, morena con betas rubias, con los ojos marcados por una sombra negra y los labios marrones, la cazadora de cuero marrón, los cascos puestos y una mirada perdida en un sueño en el horizonte con ese toque de luz de saber que estaba camino de cumplirse.
Caminaba con paso firme, contra el viento, una sonrisa se le dibujaba cada poco…
Caminaba y caminaba y llegó a su destino. Contrató los servicios necesarios, pagó con tarjeta y se decidió a no decir nada a nadie, cargar su ipod con todas las canciones que conocía e irse, solo una semana, desaparecer de todo, solo siete días… nada de móvil, nada de internet, nada de nada…
Quizás en esa semana hacer un cambio de look, un corte a lo garçon, un tinte rubio o pelirrojo, comprar otro tipo de ropa… reinventarse… caminar, correr por la arena, agotarse hasta que la respiración se entrecorte, provocar ese subidón de adrenalina al gritar al aire, al bailar sin música, al saltar al vacío, nadar en el agua fría del mar… Pero también sabía lo que le esperaba… en esos siete días, en esa semana, no dejaría de echar de menos, porque en el instante que desconectas es el momento en el que sabes lo que quieres tener a tu lado y te das cuenta de que en ese momento estas sola.
Sola porque tú lo has decidido, así que de un soplido vuelves a la normalidad. Así que piensatelo bien antes de coger una maleta y largarte lejos sin billete de vuelta porque es probable que lo eches en falta en apenas unos días o… O como a veces pasa… no.

Jurar en vano

Supongo que todo seria más fácil si un día me obligaras a sentarme en una silla, me mirases a los ojos y me preguntases todo lo que yo me muero por decir.
Pero como tú no preguntarás y yo no diré nada, a no ser que me peguen el mayor empujón de mi vida... Seguiremos interpretando gestos o caricias de la manera errónea. 
Seguiremos sin conocernos en absoluto aunque juremos hacerlo..
Querida soledad le deseo la mejor de sus noches.


Tapia


























Sentada aquí en mitad del todo y de la nada. La mar anda hoy revuelta y una ola me ha salpicado de la que pasaba hacia el faro. Realmente no noto la diferencia pues el agua de la lluvia me había calado hasta los huesos.


Me pasaba mucho estando aquí... caminaba, bajo sol, bajo lluvia, bajo tormenta... sin darme cuenta del paso del tiempo ni de nada que me rodease que no fuera el mar. Con sus movimientos lograba hipnotizarme, mantenerme en un estado de semiinconsciencia. A veces empezaba en la playa y acababa sentada en el mismo lugar que ahora, en el faro, con diferencia de horas y sin saber cómo. Realmente creo que no es solo el mar, es el sitio... desde pequeña... caminar por las calles vacías, por las playas cuya arena roza el pie eliminando células muertas igual que el agua parece, ahora, llevarse toda la negatividad, todo lo malo para que el sol me cargue de todo lo bueno.

El día de hoy había sido especialmente aburrido... paseo matutino en busca de recados, comida con los primos y después algo de tele pero entonces sentí que acudías a mi mente como aquella necesidad de agua en una tarde calurosa de verano.Me levanté de un salto y salí... obviando las preguntas de a dónde iba... me daba igual no llevar chaqueta, paraguas... hacia calor... pero llovía.


Durante un rato me refugié en la pequeña cueva de la playa ya que la marea estaba baja pero cuando me cansé de estar ahí encerrada contigo en mis pensamientos decidí que sería mejor caminar al borde de la marea... mientras mis pies se dirigían hacia el agua mi mente no paraba de avisarme de que estaría fría... maldita mente... siempre poniendo la zancadilla... y a veces... una zancadilla tan ilógica como para ponerme un no puedo en la boca cuando estoy a punto de subir una cuesta en bici...


En efecto, llegué al agua y quizás porque estaba predispuesta a ello, apenas me rozó el pie me arrepentí pero seguí caminando por ella hasta que me acostumbre.No sé cómo pero llegué al faro... aquí donde estoy sentada.

Desde niña había sido uno de mis sitios preferidos, alguna vez había visto atardecer y miles de tardes había empezado y acabado libros bajo un viento típico de mar.Pero hoy no llevo hojas para leer... el sol desapareció ya hace unas cuantas horas y yo sigo aquí con unas cuantas llamadas perdidas en mi móvil. Llámame loca, lo podría entender.

En realidad es una reacción poco lógica e incluso un poco temerosa porque para llegar al faro hay que pasar por las violentas olas y todo ello no concuerda con mi conducta normal. Pero siéntate a mi lado, mira al frente, al mar y, aunque la lluvia no cese, el viento de vez en cuando te recuerde que la chaqueta quedó encima de la cama... dime si el tiempo no se para mientras miras al mar y dime... si todas tus necesidades no quedan relegadas a la no existencia y tus pensamientos se desenredan y te inunda una paz de la que no quieres despertar.

Aunque antes o después hay que volver a despertar, contestar a las llamadas, volver al hotel y relegarte otra vez a esa esquina de donde rara vez debes salir.

Estos días son días... que me sirven para aclarar las ideas, para hacer una cura... porque al fin y al cabo... Tapia es la mejor medicina... aunque esta vez no haya sido como siempre sino mejor.

Amigos y amistad

                                 ¿En qué consiste la amistad?
No lo sé... quizás nadie sepa cuál es la base de una sólida amistad porque sospecho que todos acabamos traicionando a los demás antes o después...
Lo gracioso es que hay una persona que siempre estará a nuestro lado, pase lo que pase, que si nos cabreamos con ella... antes o después la tenemos que perdonar y seguir hacia delante porque nunca, nunca, nunca nos podemos separar de ella: nosotros mismos.
Y eso que nosotros mismos somos los peores amigos que nos podemos agenciar ya que realmente no nos conocemos, nos traicionamos más de lo que nos gusta reconocer y somos incapaces de frenar nuestros arrebatos como un buen amigo nos ayudaría a hacer.
A mi me fastidia una cosa muchísimo... los amigos, los que lo son y mucho pero nunca, nunca, nunca se abren. Déjame explicarte el motivo del fastidio porque estoy segura de que no llegarás a mi misma conclusión por tus propios medios: me da igual lo que haga o deje de hacer en su vida, es mi amig@ y yo no soy su reloj pegada a su muñeca siguiendo sus pasos, pero si no se explica, si no nos deja conocer su forma de actuar, acabas de racionalizando todo lo que hace o deja de hacer según lo harías tú. Así que realmente no tienes un amigo o una amiga, acabas teniendo un cuerpo con una personalidad que tú misma has creado. No conoces a esa persona, no es un amigo ni una amiga... es simplemente un robot al que tu metes un usb con la personalidad configurada.
Pero ahí solo empieza el problema.... porque ese ser tan perfecto que has creado en tu cabeza, existe a medias... existe el cuerpo, pero no la personalidad. Tienes que aprender a diferenciar lo que ves de lo que imaginas, lo que ves y sientes de lo que observas y es...
Pero llega un día en que la manzana te golpea la cabeza: ¡Eureka!
Y despiertas, y te das cuenta que por un tiempo te encuentras extraña, te falta algo, tu estómago siente una patada... en parte porque supongo que has puesto en ese robot parte de tu propia personalidad y al alejarte de ella es alejarte de ti misma.
Pero... después de un tiempo, quizás dos años... logras ver a esa persona, en una mesa... cercana a la tuya y olvidas todo lo que fue y estrechas la mano y te presentas desde 0, esperando que esta vez sea diferente.
-Hola... soy Agus.

3sali


Salí corriendo de aquella habitación. No me podía creer las palabras que acaba escuchar.
Corrí y corrí, por el medio del campo entre todos esos charcos de barro llenándome de él hasta la cintura. Seguí corriendo hasta que mi respiración se hizo costosa y paré y me di cuenta de que estaba llorando…
“Inspira y espira” me repetía una tranquila voz en mi cabeza. Me senté en la mitad de la nada, al lado la cuerda que cercaba la parte de prado que correspondía a los caballos. Mientras las lágrimas caían como pocas veces lo habían hecho me dedique a mirar al Moro, un caballo negro, bajo pero robusto, un ejemplar precioso.
Era lo que llevaba haciendo desde que tengo memoria. Cada vez que me reñían, cada vez que algo iba mal, corría campo a través, entre los maizales y me sentaba tranquilamente a ver a los caballos. Intentando aclarar mis ideas, intentando sentirme mejor…
Esta vez era diferente… por primera vez alguien importante para mi conocía mi rincón secreto, mi pueblo perdido pero para nada… para acabar huyendo otra vez entre la hierba.
No me podía creer las palabras que acababan de salir de su boca, el rencor que desde alguna parte de su alma había salido a relucir, el poco amor que reconocía en su mirada…
Quizás los dos habíamos actuado de la peor manera, guiados por el corazón habiendo encerrado la razón en una oscura cárcel de gordos barrotes. Uno de nosotros había cedido a demasiadas cosas y el otro a nada… uno de nosotros había desaparecido con tal de complacer al otro.
Pero el amor no es eso, el amor es lograr puntos medios. Tomar las decisiones juntos, cediendo unas veces uno y otras, otro.
No consiste en no hacer cosas porque al otro le moleste sino, a veces, que la otra persona se sacrifique y, al contrario. Consiste en hacer cosas que no nos gusten por el bien del otro. Consiste en el equilibrio.
Lo siento si me puse esa venda, siento si te la puse a ti de paso y siento que hoy esté llena de barro mientras observo a uno de los caballos más bellos que he visto nunca. Siento que esto no resultara como lo planeé, como lo planeamos pero amor, lo prefiero.
Aprendemos juntos, caemos juntos, nos levantamos juntos… aunque esta vez… costará… porque me siento rota… porque esa mirada me ha dolido más que cualquier palabra que pudieras decir, porque rompió mi corazón…. Porque no sé qué salida coger…
Y entonces una mano me toco el hombro, la mano siempre sabia… esa salvadora de cada lágrima que allí había dejado caer… con sus achaques siempre salía en mi búsqueda, se sentaba a mi lado y me daba aquellos consejos que nunca otra persona podía dar.
“Te noto herida como te llevo notando tantos años. Eres una persona fuerte, a veces te pones una gran coraza para que nadie vea cómo estás realmente… pero… cada vez que vienes aquí… lo sueles hacer porque algo no va bien… porque aunque te empeñes en decir que todo va bien, solo cuando dices eso, sé que algo va realmente mal. Pocas veces te he visto tan feliz como cuando le miras a él… y he visto el amor que cada poro de su piel rezuma por ti. No sé qué problema habéis tenido, no sé el motivo de la discusión… pero mírame y dime que no le quieres y te dejaré marcharte… mírame y dime que le quieres… y sabrás lo que debes hacer… como desde cuando tenías 6 años y te ocupabas de todos.”
Me quedé embobada… muchas veces había escuchado y seguido sus consejos… pero pocas veces la había visto hablar con tanta pasión, con tanto sentimiento…
“Le quiero… pero dudo que él me quiera, que me pueda perdonar todo lo que he hecho de forma incorrecta. Le traje aquí porque es mi lugar, es mi forma de desconectar… porque sueño con poder recorrer el camino que lleva desde tu casa a la Iglesia totalmente vestida de blanco y porque pensé que él podría ser el que me esperase en el altar”
En ese momento, una voz que podía haber reconocido hasta en el más remoto de los lugares y en el más profundo de mis sueños me contestó:
“A veces es el miedo el que habla. A veces confundes ese miedo con furia y la llevas a límites que no deseas llevar. Generalmente esa furia es contigo mismo por tener miedo, tratas de separarte pero luego el querer no te permite irte… y a veces esos ataques de miedo, te atacan cuando ves que esa persona está desnudando su alma por completo ante ti… y te bloqueas, mientras tu ira sale al exterior y la hieres, hiriéndote a ti mismo a la vez.
Te quiero, siento todo lo que he dicho. Sé que cuando nos enfadamos tendemos a decir todo aquello que pensamos pero que no queremos decir pero es que yo no pienso lo que he dicho… no sé por qué salieron de mi boca esas palabras… nunca me he sentido más pobre que al verte romperte por dentro y salir corriendo… lo siento…
Y estaría encantado de esperarte cuándo quieras, en el altar de esa preciosa Iglesia”

Las lágrimas volvían a correr por mis mejillas, pero esta vez de felicidad. Yo no sé que tiene ese sitio pero supongo que nos pone las emociones a todos a flor de piel. Me levanté de un salto, y me tiré a ti.

Mientras mi ángel de la guardia, desaparecía en el aire como el recuerdo de aquella luz que me guió siempre cuando lo necesité

exactitud

Las matemáticas presumen de ser exactas. Maestros y maestras de todos los colegios te pueden ejemplificar, sin dar muchos rodeos, que 2-1=1 y que 1+1=2, pero eso no siempre funciona así.


Cuando hablamos de personass dos menos uno parece ser cero, cuando alguien que realmente te importa se va, se resta, tú asemejas a ser menos que nada, ser incluso menos que cero.



Mil veces hemos escuchado que los sentidos engañan pero hoy ya perdí la fe en esta ciencia exacta llamada matemáticas porque hasta ocurre, también, con la suma, pues si sumas uno mas uno y lo haces bien, tiene que salir uno, si saliese dos no tendría sentido... ya que...¿para que ser dos pudiendo ser solo uno?



Supongo que estando con la persona que quieres entre los dos se es algo intermedio, ni uno, ni dos.. No se es uno porque cada persona tiene la necesidad de tener su espacio, de tener su libertad, pero tampoco son dos porque comparten cierta parte importante de su persona.



Pero quizás esto solo es otro invento de nuestra sociedad, en el cual muchas personas como si de inocentes niños tratasemos creemos.
"¿Cómo no va a existir?" me pregunto muchas veces cuando mi soledad gana un punto. Es como cuando me enteré que los RRMM eran los familiares pasé priemro la fase de la negación, poniendo toda clase de ejemplos, despues vino la ira hacia mis padres, hacia la sociedad en general y me salté las siguiente pasa llegar directamente a la aceptación.



Pues yo ahora no me creo que el amor sea una mentira. Es algo que estos días se me ha cruzado por la cabeza tantas veces y, tantas veces me he reido como una estúpida ante semejante ocurrencia... Pero si es verdad que otras veces, me puede la idea y me la planteo.
Quizás porque no entiendo que algo que nos venden como tan bonito SIEMPRE (Antes, durante o después) sea capaz de producir tantas heridas, de ser tan injusto...



Quizás porque quiero gritarte que te quiero pero no lo hago porque... aunque hay algo que me dice que si, la mayoria me dice que tu no.
Quizás porque es un mundo que no entiendo pero aunque pase 33 veces al dia esa estúpida idea por mi cabeza, todos lo hemos experimentado alguna vez, con mayor o menos suerte... y yo... yo lo experimento al mirarte a ti, aunque... por el momento... sin final feliz.



Solo me falta esperar a que la suerte decida acompañarme algún día y que el día que lo decida, yo sepa aceptarlo.
Todas las mañanas igual.

Un cosquilleo en la boca del estómago, semejante al que sentiría al caer por una catarata.

Rosa

Embotellado en una botella tengo todo lo que quiero tener... en algún sitio la dejé pensando que estaba a salvo pero sin más desapareció.
Me puse a pensar y creo que la deje junto a otra cosa valiosa, junto a ti y eso me da mucho miedo porque tú ya no estás a mi lado, te has ido dejando una huella, aquí en mi pecho, un vacio lleno de nada...
Es lo malo que tiene esa venda en los ojos que me pusiste el día que te conocí, te dije que no lo hicieras que me gustaba ver el mundo a través de mis ojos pero te empeñaste que tú visión era mejor, que sería perfecto que yo viese el mundo a través de ti y acabé ciega.
Tonta, testaruda, inocente chiquilla perdida en medio de la gente, sola en medio de la multitud... reconozco que necesito un guía pero un guía que me enseñe a ver con mis propios ojos no que tape los mios e imponga su visión.
Necesito alguien que comprenda que las rosas las da el rosal, que está lleno de espinas y al coger una es probable que te pinches así que... que entienda los esfuerzos que hago por no pincharme y que me ayude cuando, desgraciadamente, mi dedo empiece a sangrar porque... cuando tenga la rosa yo necesitare menos la otra visión pero ten claro que cuando todo el suelo se manche de sangre... me costará parar la hemorragia aunque lo conseguiré sin duda.
Dicen los ojos sabios que cada piedra, cada cicatriz te hacen más fuerte... yo no lo sé... aunque me gustaría que por una vez me dieses tu la rosa y así, no me cortaría y encima estaría contigo.
Sé que me encanta pasear por esta senda aunque a veces se me clave una rosa, me da igual pasear sola porque sé que los caminos antes o después se cruzan...
Así que te regalo mi sornrisa antes de que el sol nos despida hasta mañana.

Una de las dos verdades era verdad


La lluvia cae incesante, no le preocupa si moja el primer beso de dos enamorados o la primera lágrima del adiós.

Dos vidas paralelas, dos chicas con un humor contrapuesto, una mirada totalmente distinta. La primera con un corazón que late al ritmo de la música alegre que escucha, que no le importa que el agua moje su cara, al contrario, casi lo agradece, esa sensación de frescura que la hace sentirse viva, darse cuenta que lo tiene a él y que no es un sueño, que es la pura realidad. Sonríe por la calle, la gente que se fija en ella solo pueden ver a una jovencita risueña, feliz que en su locura y, aún con un pequeño paraguas verde enrollado en la mano, deja que esas gotas de agua la empapen.
Por el otro lado está ella, con la mirada perdida, la cabeza agachada, el paraguas rojo cerrado en la mano dejando, también, que las gotas de agua se deslicen por su rostro sin importarle que dejen rastros del rímel que llevaba, goteras de su maquillaje muestran las huellas de la espada que atravesándola acababa de crear la herida que en sus ojos se reflejaban. Caminaba por no derrumbarse, sin saber dónde iba, sin saber qué hacer, qué decir, qué sentir… Una voz pronunció su nombre desde lejos, ella no reconoció ni la voz, ni su nombre, en sus pensamientos solo estaba él y el adiós que le acababa de soltar sin anestesia, sin un beso de despedida, sin una caricia en la que ella reconociera el amor que una vez ambos compartieron y que ahora era ella la dueña exclusiva.
Ambas se encontraron de frente, se reconocieron, eran ellas, amigas, las mejores… hermanas sin unión de sangre pero si de cariño, de amor fraternal…
Una con su mirada feliz, la otra con su mirada destrozada… la feliz no se atrevía a levantar la cabeza, estando por primera vez en el día cabizbaja y los ojos tristes empezaron a atar los lazos que unían su historia sin sentido hasta ahora.
“¡Tú!”- La acusó.
Ella intentó explicarse, intentó contarle toda la historia, como ella no había querido pero que con algunas cosas no existían los planes ni la conciencia porque… simplemente no se podía luchar contra algunos sentimientos y que… que ella era su amiga, su hermana… y que si la quería la comprendería…
Meses estuvieron sin hablarse, sin verse… olvidadas la una en un rincón del corazón de la otra…
Hasta que otro día caminando por las calles de la ciudad se encontraron de frente, esta vez ninguna de las dos iba sola y las dos tenían la misma mirada de felicidad, de enamoradas…

Luna

Ayer cuando fui a cerrar la persiana vi una luna especial, única… me quedé prendada de su imagen, tanto que a mi corazón le costó un minuto recuperarse y empezó a dar latidos irregulares.
Me pasaba lo mismo en ese momento que cuando me despedí de ti sin saber si algún día te vería otra vez y, si te veía, si sería como ese ayer.
Decidí no cerrar nada y acostarme al revés, poner la almohada de tal forma que pudiera ver esa imagen hasta que mis ojos se cerrasen por puro cansancio, por agotamiento, por monotonía, por ausencia de ningún pensamiento…
Permanecí así y entonces me di cuenta que había algo que me molestaba, algo que me irritaba, algo que exageraba ese punto de rabia interna que a veces tengo… y ese algo era tu presencia casi absoluta en mi. Todo el día te llevaba a cuestas, incapaz de separarte de mi pensamiento pues, aunque lo intentaba, siempre volvías como la lluvia siempre cae, antes o después.
Incluso en aquellos viajes de autobús en los que me perdía, medio dormida, medio ida, sin pensar en nada llegaba un punto en que al mirar por la ventanilla descubría un detalle en medio de la calle, en medio de la autopista, incluso en medio de la más absoluta oscuridad que te traía a mi mente, confundiendo quizás sentimientos con una locura absoluta.
Pero me dicen que el amor es locura… y como un sabio dijo una vez en la locura hay razón. Así que perdona si te recuerdo cada minuto desde mi locura pero mi razón me dice que a veces la vida es más fácil de llevar con alguien como tú al lado, el problema es que todo esto se convirtió en un amor que mi corazón quiere y que mi mente, con la razón que le sobra de la locura cuestiona.
Porque la razón sabe ver más allá, ve otros caminos, otros rostros… un amor posible al final, aunque al principio solo haya un simple sentimiento porque recuerdo, vagamente, que el día que te conocí en mí no reconocí ni eso…

Confianza

Hay veces en las que nos pasamos con la confianza.
Suelen decir que la confianza da... asco.... y yo no sé si es así realmente. El problema de la confianza, a mi juicio, es dónde poner los límites, saber hasta dónde llega y dónde no pasa el control de seguridad.
Si decimos "Confio en ti"... a veces estamos pensando "Si... confio ciegamente en ti", otras "Si.. confiar confio pero... ¿qué es ese puñal que llevas en la mano?"... yo me pregunto si de verdad confiamos totalmente en las personas.
Si... de acuerdo... me dirás que hay en algunas personas de las que tienes, no es que quieras, es que tienes que confiar... los padres... la familia... NONONONO... clásico error. Ellos son personas... que te quieren, más o menos que el resto... eso no importa... pero,al fin y al cabo, personas que cometen errores... y que traicionan lo que tu llamas confianza.
Yo, estoy segura que habré roto la cofianza depositada en mi por alguien... pero el problema no está ahí, en romperla o no. El problema es saber aceptar que lo has hecho, que has ido lejos, que te has pasado.
Eso me ha pasado a mi hoy, han roto mi confianza, la han roto y de una manera bastante significativa por lo que me cuesta creer que la vaya a recuperar facilmente... pero a él... le da igual, no cree que sea para tanto. De hecho, según él no ha roto nada porque cuando la hay, no hay secretos. Pero una cosa más importante aún, hay que distinguir los secretos de la intimidad.

Rota

Iba caminando por la calle y encontré en el suelo una tarjeta que decía "Te quiero", solo eso ni un nombre de destinatario ni un nombre de enamorado, solo dos simples y a la vez tan complicadas palabras. 
Nos cuesta decirlas, nos cuesta callarlas y decirlas sin más no sirve de nada. La rabia espontánea al recordarte a ti hizo que rompiese tal declaración y siguiese mi camino, pero a los dos pasos, me paré, volví atrás, cogí los trozos de aquello que había destrozado y en cuanto llegué a casa me puse a pegarlo. Mientras unía la "e" con la "q" mi imaginación echó a volar preguntándose la historia de aquellos trozos.

"Un pobre hombre del sur conoció a una asturiana y..."... na... demasiado raro, demasiado complicado pensé.

"Una mujer casada estaba enamorada de un señor casado"... tampoco... muy... "infiel" aunque romántico.
"Dos chicos de 18 años. Tierna edad para enamorarse, tierna edad para vivir el amor con toda su fuerza, con toda su pasión. Ella había quedado con él y él con ella, todo iba sobre ruedas, los dos estaban tan cómodos como de costumbre, bromeando, riendo, "jugando"... pero él se puso serio y ella nerviosa, su corazón saltando, golpeando las paredes de su pecho con toda su fuerza, esperando con ilusión escuchar las palabras que querían salir de la boca de él. Poco a poco, nuestro amigo acertó a decir "Estoy saliendo con otra chica". A ella el corazón se le paró, nada de saltos, nada de fuerza, aunque intentó que no se le notase, puso su mejor cara, la cara de estoy contenta por ti, fue la mejor actriz posible pero... llegó en un momento en el que perdió sus fuerzas y se disculpó diciéndole que tenía muchas cosas que hacer... de camino a su casa... perdió la tarjeta que tenía pensado dejarle en la chaqueta en caso de que su cobardía no se lo permitiese decir"

... si... desde luego esa era una buena historia para la tarjeta... las lágrimas en mis ojos asomaron...

siempre

Las cosas no duran para siempre piensan muchos.
Pero claro, primero deberíamos de reflexionar sobre nuestro concepto de siempre. Supongo que para muchos siempre es siempre, es decir, desde el principio de los mundos hasta el final de ellos… ¿infinito tiempo?
Pero, si nos basamos en que nosotros no vivimos “siempre” y solo un corto periodo de tiempo… podemos reestructurar el significado que tenemos de siempre para entenderlo como el tiempo que dure nuestra vida. “Te querré siempre”; si crees en una vida después de la muerte… bueno pues vale… aplica el término siempre como quieras pero… sino… siempre es lo que dure tu existencia.
Dicen unos que afirmar la existencia de algo en voz alta, para siempre, es como una pequeña maldición, que es el primer paso para que todo, todo, vaya de mal en peor. No puedo más que sonreír cuando veo aquellos estados de tuenti, aquellos comentarios, sms de amigas, novios… lo que sea para siempre, “forever”.
Pero no me sonrío porque crea que no es posible mantener una amistad, una relación para siempre porque creo que sí se puede. La relación no será la misma pero sí de verdad quieres a esa persona, poquito más poquito menos, siempre (bueno… lo que dure tu vida) tendrás un hueco en tu corazón, en tu memoria. Claro… ahí viene ahora la cosa de que muchos van a decirme… “es que cuando yo sea viejo mi memoria no será la misma”…
Diría que no lo puedo rebatir… porque no tengo los conocimientos necesarios, aún así, lo intentaré. Hace unos años, mi abuela cayó en una demencia profunda y solo conocía a una persona, a su nuera, a mi madre. Cuando el resto de personas íbamos a verla, no nos conocía o nos confundía con otras personas de su pasado pero cuando llevabas un rato hablando con ella, la luz del reconocimiento como alguien amado salía a la luz en sus ojos. Si… quizás es una historia que me monté yo para no creer que mi abuela estaba así de mal y si… nunca en la vida la vi tan ilusionada como cuando veía a mi madre aparecer y, aún teniéndome a su lado, preguntaba por su nieta… Cierto… los recuerdos no viven para siempre, pero el amor de una forma u otra sí.
Dicen otros que la amistad es un bien o un mal que se modifica según te convenga. Yo no lo tengo tan claro tampoco. Cierto… la amistad suele ser un bien pero durante largas temporadas puede ser un mal y, no será amigo o amiga, aquel que durante el mal se cansé de ti, aquel que durante tus penas, tus tristezas, tus aires de enfadado no comprenda que es necesitado más que nunca, aunque a veces eso le haga sentirse mal por la forma de actuar del otro. Ayer… me dijeron que debía dejarte de lado, que no merecía la pena luchar por un amigo “perdido”, que no eras la persona cariñosa, graciosa, tierna que yo conocí hace un tiempo y, quizás soy idiota, quizás me creo demasiado mi papel, espeto no auto-otorgado, de amiga, que no puedo más que afirmar mi amistad y hartarme de tus desaires, pero estando aquí.
Sin embargo, aunque sé que el consejo lo ha hecho con toda la buena intención del mundo, me pregunto qué sería de mi con esta persona si estoy pasando una mala racha… ¿me dejará de lado porque ya no sería la misma?... aunque sí sé lo que haría yo si ella la estuviera pasando.
Hay ciertas personas, que han entrado en mi vida dejando una huella especial. Las personas cambian y no siempre somos compatibles pero, soy más que consciente, que por mucho malo que pase entre dos personas, si de verdad se quieren de la forma que sea, si de verdad hubo momentos entre ellas, se vuelven a encontrar; y esto… si lo digo por mi corta experiencia.
Muchas personas me llaman inocente, ilusa, demasiado buena pero… hace unos años, viajando en el autobús conocí a una persona que… simplemente se convirtió en mi mejor amiga. Pero… cayó en un gran defecto del ser humano, enamorarse de alguien y no saber repartir bien el tiempo, así que nos distanciamos aún siendo casi vecinas. Pasaron años sin vernos o viéndonos y pasando la una de la otra, conversaciones toscas, simples… conversaciones que nos hacían aparentar que no nos importábamos pero, al menos yo, cuando volvía otra vez a alejarme de ella, sentía una preocupación, alegría y tristeza por verla irse. Yo conocí a un chico en un bar y fisgando su tuenti, vi una imagen muy familiar, era ella. La agregue y quedamos. Otra vez las mejores amigas… hermanas, con sus peleas y sus alegrías… y después de un año, ella cambió de comunidad y de aires y….. de amigas…
Pero aún así, sé que si la llamo la tengo ahí. Hoy, la volveré a ver y me da igual sus mil defectos, las quinientas veces que me ha dejado plantada en una puerta, en el sitio que habíamos quedado… ella es así, y sí, me molesta esa costumbre suya, pero yo soy tan perfecta como ella, y estoy segura de que habrá mil cosas que ella no soporte de mi.
Con lo cual, sé que aunque tengamos bajos y altos, que aunque en un determinado momento volvamos a hablar sobre el pasado en el que no estábamos juntas y nos arrepintiésemos de no poder estar ahí… sé que mi amistad con ella durará siempre, de una forma u otra.
Pero quizás y solo quizás, sea yo la que lo piensa. Sea yo la que piensa en positivo y eso que me dicen negativa…
Recuerdo una frase que una vez me dijo un amigo, uno de los mejores que he tenido aunque ahora no sea igual que antes… hay cosas que desde el principio están marcadas para permanecer unidas hasta, incluso, después de la eternidad. Lo que no sé es si lo dijo porque quedaba bien puesto o porque realmente lo pensaba, porque aunque yo me veo dentro de 30 años, queriéndolo y “puteandolo” como suelo hacer… solo sé cómo me veo yo… y veo que aunque me esfuerce en estar ahí, aunque el miedo de ser pesada no es pequeño…, a veces me parece que soy una mera observadora de todo… cuando yo lo que quiero es participar.
En conclusión… sí… hay cosas que duran para siempre, no en el mismo estado… pero aunque el viento se lleve la montaña de arena… siempre quedará un granito recordando lo que fue, lo que es.

"Para siempre"