Rota

Iba caminando por la calle y encontré en el suelo una tarjeta que decía "Te quiero", solo eso ni un nombre de destinatario ni un nombre de enamorado, solo dos simples y a la vez tan complicadas palabras. 
Nos cuesta decirlas, nos cuesta callarlas y decirlas sin más no sirve de nada. La rabia espontánea al recordarte a ti hizo que rompiese tal declaración y siguiese mi camino, pero a los dos pasos, me paré, volví atrás, cogí los trozos de aquello que había destrozado y en cuanto llegué a casa me puse a pegarlo. Mientras unía la "e" con la "q" mi imaginación echó a volar preguntándose la historia de aquellos trozos.

"Un pobre hombre del sur conoció a una asturiana y..."... na... demasiado raro, demasiado complicado pensé.

"Una mujer casada estaba enamorada de un señor casado"... tampoco... muy... "infiel" aunque romántico.
"Dos chicos de 18 años. Tierna edad para enamorarse, tierna edad para vivir el amor con toda su fuerza, con toda su pasión. Ella había quedado con él y él con ella, todo iba sobre ruedas, los dos estaban tan cómodos como de costumbre, bromeando, riendo, "jugando"... pero él se puso serio y ella nerviosa, su corazón saltando, golpeando las paredes de su pecho con toda su fuerza, esperando con ilusión escuchar las palabras que querían salir de la boca de él. Poco a poco, nuestro amigo acertó a decir "Estoy saliendo con otra chica". A ella el corazón se le paró, nada de saltos, nada de fuerza, aunque intentó que no se le notase, puso su mejor cara, la cara de estoy contenta por ti, fue la mejor actriz posible pero... llegó en un momento en el que perdió sus fuerzas y se disculpó diciéndole que tenía muchas cosas que hacer... de camino a su casa... perdió la tarjeta que tenía pensado dejarle en la chaqueta en caso de que su cobardía no se lo permitiese decir"

... si... desde luego esa era una buena historia para la tarjeta... las lágrimas en mis ojos asomaron...

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