Gotas

Un único sonido replicaba en el silencio. Eran las gotas que caían poco a poco pero continuamente y chocaban con ese charco esparciendo pequeñas gotas. Pero poco importaba, yo te miraba a ti, a tus ojos, no podía apartar mi mirada, tal vez un hechizo de una vieja bruja, tal vez solo el telar del destino. Sabio destino déjame mirar las gotas, es más sano, es más constructivo… Aunque no hay mejor sensación en este mundo resulta dolorosa cuando aparto la mirada de sus ojos pues siento soledad, siendo desasosiego, siento la necesidad de volver a mirar para descubrir que poco preocupado se ha ido sin mirar lo que ha dejado atrás.

Sabio destino, enséñame a no mirar, sabio destino enséñame a soñar solo cuando tengo los ojos cerrados, no me dejes remar por los ríos de sus ojos, ya que me pierdo profundamente y no sé si seré capaz de volver.

Ojos traicioneros los tuyos, que cuentan una historia distinta al resto de tu cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario