Sol

Caminando en medio de la nada se paró quieta y se dedicó a mirar al cielo. Encontró a su sol, grande, quizás el que había sido el centro de su vida pero apartó la vista, no porque la deslumbrase, sino porque no quería que el sol viese lo herida que estaba, el daño que le había hecho pues aunque no quería que su vida girase en torno a él, aún quería esa luz en su vida.

Siguió mirando y encontró una pequeña estrella preciosa, con un brillo especial. Aún era joven, estaba creciendo, pero prometía ser un sol gigante, más grande que el que acababa de dejar…
No podía apartar la vista de ella, estaba como hechizada… como si mirar hacia ella curase todas las heridas, como si fuera la mejor medicina.

Siguió caminando y cuando volvió a mirar al cielo, ahí estaban las dos estrellas. Una tan gigante y la otra… ¿ya había crecido? Parecía que tenía un tamaño mayor, parecía poder eclipsar al sol.
Y es que eso no era tan difícil porque ahora ella misma era capaz de dejar al sol de un lado, de hacerle comprender que todo cambió, de hacerle comprender que ya no es una de sus prioridades, de hacerle comprender que aunque siempre tendrá una puerta abierta otra se le cerró y no por culpa de alguien de alrededor, sino por culpa de él mismo.
El sol había quemado a muchas personas y ella no iba a ser otra más. Se puso su protección, se puso las gafas y decidió mirar para su otra estrella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario